miércoles, 29 de diciembre de 2010



A 500 caladas por segundo. Había encendido el tocadiscos y amontonado más de 20 LPs diferentes en el suelo.
El pelo y la ropa mojados, y el mundo dando continuos giros de 360º a su alrededor. Algo le hacía creer que ella nunca se movía.
Afuera hacía frío y eran más de las 2 de la mañana.
El reproductor sonó por primera vez con el mismo sonido que hacen al revelar las camaras de fotogramas antiguos. Ese sonido lineal de lo nostalgico, que hizo retumbar su cabeza y con ella, todo el pequeño apartamento.
Todos se habían ido aquella noche. Habían huído, reflexionó ella para si misma.
Habían huído y quizás, quien sabe, estarían consumiendo la noche, tirados en algún bar, medio borrachos.
Se abrazó las rodillas y encendió otro cigarrillo.
No se si en aquella ocasión fue la música o ella que perdió el control de sus movimientos, pero casi sin darse cuenta se levantó del suelo, cerró los ojos, y comenzó a bailar.
¿Bailar? Era gracioso, quien la hubiese visto aquella noche, habría podido pensar que se encontraba en un estado de locura profunda.
You make me feel so free, you know what trey're writting about, troubadours, stepping out queen y un millon de canciones más se sucedieron mientras ella daba vueltas sobre si misma y la colilla se vaciaba descontando segundos a la noche.
Se volvió a sentar en el suelo totalmente mareada, tarareó casi sin querer la siguiente cancion, y al darse cuenta de lo que estaba pasando abrió los ojos de golpe y se abrazó todo el cuerpo, acurrucada en una esquina del salon.
Rompió a llorar, silenciosamente, acarciandose el vientre para no hacer ruído (como si ahí fuera, en la calle, todos pudieran escucharla).
¿Quien querría pasar una noche así con ella? Él ya se lo había dicho antes: DEMASIADO rara, DEMASIADO cría, DEMASIADO vulnerable... y toda una enorme cantidad de excusas dolorosas que comenzaban por "demasiado".
Herída, mojada y helada. Y totalmente jodida por algo que no había tenido entonces principio ni fin,y cuanto menos, podía tenerlo ahora.
¿Por qué era tan rotundamente imbecil? Se frotó los ojos con desesperada convicción, e intentó hacerse creer que ella era lo suficientemente fuerte como para afrontar todo éste monton de soledad(...)

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