sábado, 27 de noviembre de 2010

Redención, rendición.

Sabes de sobra que tú y yo no somos de amaneceres de capa y espada.
Que las negaciones estan siempre al otro lado del pasillo, y que tú retrocedes siempre que se avecina una tempestad.
He embotellado todos mis recuerdos para tirarlos al mar.
Quizá alguien los encuentre un día y sepa (mejor que yo), qué hacer con ellos.
Te echo de menos. Echo de menos las mañanas en tu casa vacía, des-hollinar tu piel del color del betúm y mirarte tocar el saxofón, desnudos, sucios, como antes.
Hace frío, en la radio se inventan redenciones otoñales. Yo nunca los creo.
Afuera tiritan luces sobre el asfalto, y yo, como siempre, en el regazo de la delincuencia nocturna,
te escucho estremecerte en alguna parte de la ciudad.

1 comentario:

  1. Me gustas y Me gusta,
    y me resulta familiar el truco de las Ilusiones, es un buen salvoseguro, por si todo va muy mal. Todo tiene un final y a fin de cuentas es un final, otra historia está por empezar.

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