miércoles, 24 de febrero de 2010

A quien se atreva a nombrarlo

Anoche tan solo
parecías un combatiente desnudo
saltando sobre arrecifes de sombras
Yo desde mi puesto de observación
en la llanura
te veía esgrimir tus armas
y violento hundirte en mí
Abría los ojos
y todavía estabas como herrero
martillando el yunque de la chispa
hasta que mi sexo explotó como granada
y nos morimos los dos entre charneles de luna.


(Gioconda Belli)

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